Tras cuarenta años de discusiones, Rusia y Noruega firmaron hace dos semanas un tratado fronterizo sobre el Ártico que suavizará el camino para la exploración de petróleo y gas. En este contexto, el secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores noruego, Espen Barth Eide, ha reconocido en un desayuno informativo que el deshielo del Ártico, efectivamente, abre nuevas oportunidades para el comercio energético del país.
Según los datos de Barth Eide, el 30 por ciento de las reservas mundiales de gas y el 13 por ciento de las de petróleo esperan ser descubiertas en el Polo Norte. Los planes de Noruega pasan por construir plataformas de gas en el mar y conducirlo después en gasoductos hasta la costa, lo que implicaría para el país una gran reducción de sus importaciones y un abaratamiento del precio. Para Barth Eide se trata de una buena noticia para Noruega pero, al mismo tiempo, mala para el medio ambiente.
Que el Ártico sea navegable de forma permanente significa que el recorrido entre el Atlántico y el Pacífico se reducirá en un 40 por ciento. Por tanto, el tráfico de grandes buques en la zona se elevaría notablemente, aumentando el riesgo de accidentes y de contaminación para el entorno.
El secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha declarado que a escala local será una consecuencia negativa, pero que a nivel global la reducción de los trayectos comerciales ayudará a frenar el calentamiento global, debido a la necesidad de menos combustibles fósiles. No obstante, ha insistido: “Todo esto no se puede impedir, por tanto lo que hay que hacer es regular y poner normas de dónde navegar, cómo navegar y qué tipo de equipamientos utilizar”.
Fuente: EFE/ La Vanguardia
Imágenes del deshielo producido en el Ártico durante los últimos treinta años Fuente: NOAA |
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